miércoles, 16 de noviembre de 2016

Nadie nos dijo que la vida iba tan deprisa, nadie nos dijo que el tiempo se escapa y no vuelve, y debería ser una de esas asignaturas obligatorias de la vida.
Cuando era pequeña me encantaba meterme en la cama con mis padres, en medio de ellos, tenía un calorcito especial, era donde mejor se estaba y en ningún lugar me sentía tan bien como allí dentro. 
Supongo que tendría unos beneficios enormes para mi salud ;-p, porque yo era completamente feliz en aquel momento, calentita y rodeada de amor por todos lados. Ahora es a mi hija a la que le encanta dormir a veces en medio de nosotros, ella dice , "si mami, a mi cama, pero quiero irme a la tuya", no se porqué pero se duerme muy rápido "allí en medio", y me recuerda a cuando yo lo hacía, cuando ese calorcito que tanto me gustaba es el que busca ella ahora. Supongo que le da seguridad y dormir acurrucado es mucho mejor que quedarse dormida sola.
Recuerdo cuántas veces me llevaba mi padre a la cama y me arropaba, en esas noches de frío, me ajustaba las mantas a mi cuerpo y yo no me movía en toda la noche, para que esa posición que mi padre me había puesto no se moviera ni un milímetro.
Recuerdo los mimos cuando estaba mala y los dulces que me traía mi abuela. Todos los recuerdos que tengo no fueron comprados, solo estaban llenos de cariño y amor. Qué más da si les damos el último juguete de moda, si al final lo que nos queda en la memoria siempre está hecho de afecto y cariño.



Como todo en esta vida, tiene diferentes opiniones, así que cada uno elija el camino que más feliz le haga y el que considere más correcto. Os dejo un par de enlaces para que veáis los beneficios y las desventajas del colecho.

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